sábado, 23 de mayo de 2015

Manuel Perales Solís.

Hace ahora 32 años fui elegido por el Partido Socialista para encabezar la candidatura a las elecciones municipales de mayo de 1983. Llevaba militando  en el partido que fundara Pablo Iglesias, desde que terminara  el servicio militar en 1980 realizado  tras la finalización de los estudios de  Filosofía y Letras en Granada. Aún recuerdo nuestro primer mitin de aquella campaña electoral realizado en este emblemático barrio donde arraigaron con fuerza desde principios del siglo XX, los ideales socialistas. Muchos de los primeros jornaleros del campo comprometidos con la lucha por la igualdad y la libertad encontraron acomodo en esta misma calle y sus aledañas como la  de Pablo Iglesias y del Norte, levantando con sus esfuerzos y sacrificios personales las pequeñas casitas de planta baja que  iban construyéndose junto al llano del Gamonal.

En aquella primavera de 1983 en el Partido Socialista se encontraba un nutrido grupo de afiliados  provenientes, en su mayoría, de la 2ª República que creían con esperanza en las posibilidades del  régimen democrático recién estrenado, tan solo unos años antes, tras la larga dictadura de más de cuarenta años.

Estos viejos compañeros, de quienes muchos de los jóvenes de entonces aprendimos a comprender  y a valorar el mensaje de solidaridad  y servicio público que conlleva el socialismo, nos transmitieron  enseñanzas  muy básicas, pero al mismo tiempo  profundas,  sobre la razón de ser socialista; valores y principios que a su vez  habían escuchado y aprendido de los viejos afiliados obreros de principios del siglo XX a los que ellos habían conocido.

No os quepa la menor duda que, hoy día, Marmolejo SI  sigue representando aquellos dignos valores frente a quienes en la actualidad han convertido al socialismo local en una oficina de colocación y en una especie de marca comercial donde obtener dividendos parece que fuera la máxima prioridad.

Unos años antes de las primeras elecciones democráticas, entre  1976 y 1977,  un  reducido grupo de jóvenes desde distintos ámbitos de la izquierda, entre los que recuerdo a Paco Linares, Pedro Llorente,  Jorge Martín, Antonio Casado, mi hermano Javier etc, realizamos campañas de concienciación ciudadana con reparto de propaganda en la que reivindicábamos más democracia y más libertad para nuestro país y nuestro pueblo.

En la Nochebuena de 1976, repartíamos por diversas calles de este  barrio de las Vistillas, bajo una lluvia pertinaz, una “Hoja Obrera”, invitando a la clase trabajadora a luchar por su libertad; y en la Semana Santa de 1977, éramos citados a declarar al Cuartel  siendo interrogados por el sargento de guardia en relación a pegatinas y pasquines  de elaboración casera distribuidos por los lugares más transitados de la población.  Nos amenazaron con quitarnos las becas de estudio y con mandarnos ante el juez. Y es que aunque Franco había muerto, el franquismo aún seguía vivo y coleando.

Recuerdo, cómo los militantes más veteranos del Partido Comunista y Socialista, se movilizaron para ir a apoyarnos ante la puerta del Cuartel.  Finalmente nos dejaron en libertad, pero eso sí, controlados  nuestros movimientos  hasta el mismo momento en que Adolfo Suárez legalizaba aquel Sábado Santo el Partido Comunista de España. 

En aquella candidatura para los comicios de 1983, me acompañaban algunos de esos compañeros ya ausentes entre nosotros que nos enriquecieron con sus ideas y experiencias. A saber: Manuel González  Roncero, Juan Torralbo Roncero, José Casas Rodríguez, Manuel Gómez Torres  y José Alférez Alcalá. Junto a ellos, y apoyándonos desde el partido, todo un grupo de personas íntegras, igualmente fallecidas, entre los que recuerdo a Jerónimo Cano, José Gómez Ruiz, Juan Martínez Cano, Bartolomé Barragán González, Manuel Soriano “Lagarto”, Alfonso Rodríguez Flores, los hermanos Tomás y Cristóbal Martínez Godoy, etc, etc.

Para todos, como no, un recuerdo de cariño y agradecimiento porque  confiaron en nosotros, los más jóvenes, para que impulsáramos hacia el futuro  los programas y los ideales de justicia e igualdad que habían defendido desde su lejana juventud.

Permitidme que también le dedique mi recuerdo y reconocimiento a los que desde el Partido Comunista de España hicieron posible en esos años de la Transición Democrática la formación del primer gobierno de izquierdas en 1979: Félix Gallego, María Riberio (hermana de Ascensión), Francisco Romero “El de Julia”, Manuel Pérez (padre del compañero José Manuel Pérez Torres), Agustín Robles “Garabato” etc, todos personas comprometidas, con los que tuve ocasión de compartir experiencias e impresiones y que tampoco  están  ya entre nosotros.

He de decir que a partir de aquellas elecciones municipales  se intensificó, aún más, mi labor dentro del PSOE Local, pues aunque esos comicios se ganaron por votos, un pacto entre  una candidatura independiente, liderada  por quien había sido el alcalde socialista entre 1979 y 1983, y Alianza Popular (actual Partido Popular), nos impidió  gobernar el Ayuntamiento de Marmolejo. Por tanto me correspondió la misión de liderar al grupo socialista en la oposición municipal hasta las elecciones de 1987 en que después de cuatro años de unidad y trabajo bien hecho, conseguimos recuperar la alcaldía para el proyecto socialista e incrementar el grupo de concejales hasta ocho.

En los meses que me tocó liderar la gestión en el Ayuntamiento, como Alcalde en funciones, impulsamos diversas acciones encaminadas al desmontaje de los símbolos del franquismo, aún presentes entre nosotros; creamos el empleo juvenil, iniciamos el embellecimiento de nuestras calles y plazas con la siembra de naranjos y la construcción de bancos ornamentados con bellas cerámicas; se ejecutaron obras de adecentamiento de los caminos rurales, se abrió la escuela unitaria de niños y niñas en el Poblado de San Julián, y  se pudo terminar la nave de la cooperativa de hortelanos. También se dieron pasos en la reestructuración de los servicios municipales facilitándo el acceso de los ciudadanos al Ayuntamiento; impulsamos decididamente la participación efectiva  de los sindicatos de clase, para el correcto comportamiento del acceso transparente y equitativo a los jornales del PER  por parte de todos los jornaleros agrícolas de la localidad.

Luego, desde mi trabajo en Jaén en la Delegación Provincial de Cultura,  continué vinculado siempre a la organización sindical hermana UGT, desempeñando puestos de responsabilidad en la estructura provincial y regional  de la Federación de Servicios Públicos, y como no, manteniendo siempre mi militancia en el PSOE, aunque eso sí, y así lo reconozco,  con una actitud crítica por la deriva que en los últimos tiempos había tomado la organización en  su gestión de gobierno  tanto regional como local, incapaz de reaccionar ante los reiterados  casos de corrupción que, día tras día, le iban salpicando y minando su credibilidad.

En los momentos actuales, me encontraba  dedicado plenamente a mi trabajo, a mi familia y  a mi verdadera vocación, la Historia y la Agricultura, aunque siempre interesado por el devenir de los acontecimientos políticos y colaborando  con  organizaciones de carácter social y cultural.

 En ese contexto recibí la llamada de un grupo de jóvenes marmolejeñas/os empeñadas/os en relanzar  para los próximos años el proyecto de renovación de  la izquierda en nuestra localidad desde unos postulados inspirados en las distintas corrientes históricas obreristas, enriquecidas ahora con las ideas de renovación democrática surgidas en los últimos años, favorecedoras de políticas de igualdad, tolerancia y de consenso social,  en el marco del máximo respeto a la diversidad cultural y de pensamiento. 
Reconozco que me lo tomé con calma, y  que tardé en reaccionar ante la llamada, pero tras realizar  un sereno y profundo análisis de la situación de ruina y de enfrentamiento  vecinal  en que quedó nuestro pueblo tras los largos años de desvarío de unos gobiernos locales  enormemente distanciados  de los valores  del socialismo democrático, decidí, como entonces hicieron aquellos viejos compañeros de finales de los setenta, unirme a estas personas  para arrimar el hombro y aportar mi granito de arena a la regeneración política de nuestro querido Marmolejo, sin importarme mucho el lugar que ocupase en la candidatura.

La realidad cotidiana me viene demostrando que pasos similares han dando en toda España y en Andalucía compañeros/as socialistas, que sin renunciar a sus ideales de siempre, han optado por apoyar nuevas opciones en el ámbito de la nueva izquierda en un afán sincero y honesto de encontrar  rumbos más adecuados al anquilosado régimen democrático nacido en 1977.

Creo, sinceramente, que Marmolejo tiene ahora una gran oportunidad de hacer las cosas que no se hicieron bien en el pasado. Ascensión Riveiro tiene la capacidad suficiente como para liderar con acierto al eficiente grupo de personas (hombres y mujeres) que han impulsado este proyecto ilusionante para toda la colectividad marmolejeña.

Ella viene de gente sencilla, humilde, cercana, yo diría que perteneciente a esa estirpe de jornaleros luchadores por transformar la injusta realidad social en que les tocó vivir en los comienzos de la dictadura.

Al padre casi le tocó morir en las cárceles franquistas, después de sufrir una larga condena en Burgos. Y sólo, que no es poco, por mantenerse fiel a sus ideales solidarios ayudando con una pequeña cuota a las familias (mujeres y niños pequeños) de los afiliados obreros presos durante los difíciles años  de la Postguerra.

Antonio Riveiro, un portugués de la serranía Alentejana, salía en 1964 en libertad condicional de la prisión de Burgos, y en mayo de 1969 fallecía en su domicilio de la calle Pérgolas. Ascensión nacía un año antes cuando ya su progenitor daba muestras evidentes de una salud  debilitada por las secuelas de la cárcel.

A su madre Melencia Sorroche, almeriense de la localidad de Cóbdar, mujer de espíritu luchador le tocó sacar adelante a Luis, María, y la pequeña Ascensión, dándoles  un testimonio de tolerancia y de respeto hacia los demás, infundiéndoles la virtud de hacer el bien sin mirar el credo ni la ideología de las personas.

Nuestra candidata y compañera tiene bien aprendida la lección, sabe de dónde viene,  y no se deja llevar por cantos de sirena, ni le arrastran las ansias de poder. Regenta su pequeña empresa, y vive de ella, por lo que no pretende hacer de la política su profesión. Es, por tanto, de esas personas comprometidas que están de paso por la vida pública, lo cual representa una garantía para la supervivencia de los hábitos democráticos entre nosotros.

Tiene los pies en el suelo y perfectamente asumido que la gestión de lo público es una labor de equipo mirando siempre el interés general y el mejor servicio a la ciudadanía.  Conoce al detalle la actual situación de la economía municipal y no va  a impresionar a nadie con caros fuegos de artificio que luego quedan en nada profundizando, aun más, si cabe, la ruina colectiva.

Tanto ella, como el resto de quienes conformamos “Marmolejo SI”, tenemos claro que hemos de pasar página a aquella forma de hacer las cosas donde todo se orientaba a perpetuarse en el poder intentando  arrancar un puñado de votos a cambio de  una serie de proyectos megalómanos, de costosa financiación, mal ejecutados y peor gestionados, que finalmente acabaron siendo un enorme fiasco de muy difícil digestión para quienes les tocó administrar la herencia recibida.

Al mismo tiempo no debemos de olvidar que aquellos gobiernos locales habían convertido el Ayuntamiento en una oficina de colocación, engordando hasta extremos nunca vistos su nómina salarial, en la mayoría de las veces, con contrataciones ilegales, para asegurarse una clientela sumisa en los distintos eventos electorales.

Esos proyectos fallidos ya son conocidos de todos; se prometieron en sucesivas campañas electorales pero finalmente resultaron ser un auténtico cáncer para los contribuyentes marmolejeños. Eso sí, sirvieron para ganar  elecciones  aunque daba la sensación de que lo que menos importaba era alcanzar la utilidad pública para lo que, en teoría, habían sido concebidos.

Ahí nos queda como botón de muestra: la Residencia de Ancianos, el Polígono Industrial, La Dehesilla, la Estación de Autobuses, El Balneario de Marmolejo, el Llano del Puente, el Invernadero de San Julián, La Torre del Agua, la Carretera de Ropero, la acera de la calle Calvario etc., etc. En suma todo un conjunto de actuaciones, con graves deficiencias técnicas y estructurales en su ejecución que generaron una serie de pleitos y deudas que lastraron, todavía más, la precaria economía del Municipio, cifrada en más de 21 millones de euros. Deuda multimillonaria que ahora estamos obligados a pagar con el agravante de que la mayoría de estas inversiones han quedado casi inservibles.

En definitiva nada que ver con aquellos eslóganes electorales del Partido Socialista  famosos en los años ochenta y que decían: “Por las cosas bien hechas” o “Cien años de honradez”.

Por eso no deja de ser una gran paradoja que los artífices de aquel gran fiasco se nos presenten, de nuevo, como alternativa de buen gobierno, sin que todavía hayan pedido perdón por el daño moral y económico ocasionado a la colectividad marmolejeña. 

No debemos de perder nunca de vista que el avance y el progreso de los pueblos se suele quedar en  puro espejismo y por tanto en mero retroceso,  si la acción de sus gobernantes no ha sido guiada, en cada momento, por la ética y la honestidad.

Como otro espejismo puede resultar que para progresar y avanzar sea necesario  el padrinazgo de alguna fuerza política con implantación regional o estatal cuyos aparatos se ocupen de nuestros problemas. Nada más lejos de la verdad.

Lo que realmente vale y nos hace eficaces y operativos es la fuerza y el empuje de nuestras convicciones, unido a la acción de un buen gobierno, limpio y transparente, que tenga detrás la acción de control de la ciudadanía, evitando  que puedan surgir nuevos abusos y desmanes por déspotas que se creen en el monopolio de la verdad cuando los pueblos les dan mayorías absolutas.

Mantengo viva la confianza en  que muchas/os marmolejeñas/os realicen también este ejercicio reflexivo  y movidas/os  por  un alto concepto de la responsabilidad  y  compromiso, afronten el reto que la nueva etapa histórica nos impone  para que, entre todos/as, seamos capaces de construir un Marmolejo mejor, en torno a este gran equipo de personas , todos ellos marmolejeños/as de buen corazón y de nobles ideales, que desde “Marmolejo SI” pretenden reivindicar los valores de igualdad, progreso y justicia social que siempre defendió la izquierda democrática. Creo sinceramente que Marmolejo lo está necesitando, y éstas/os vienen con tanta fuerza y entusiasmo que de seguro lo vamos  a conseguir. Gracias a todos por vuestra asistencia  y apoyo.

Manuel Perales Solís


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